RESTAURAR LA OBRA DE RITA LONGA FUE COMO TRAER OTRO HIJO AL MUNDO

Texto y Fotos: Haniel Valdés Velázquez (Tomado de Radio Nuevitas)

Juset Torres Rivero es un joven nuevitero artista de la plástica, graduado como instructor de arte, dedica su vida a crear con el talento de sus manos pinturas, esculturas, artesanías, su obra tiene un sello único e ilustra todo su amor por la ciudad donde vive.

Hasta Caracas llegó su talento cuando, luego de concluir su servicio social, viajó a Venezuela como parte de la Misión Cultural. Durante dos años Juset regaló su arte y pintó murales que engalanaron las calles de Barinas y la capital.

De regreso a su patria se graduó de nivel superior y continuó desarrollando su carrera. Actualmente es un artista independiente con varios proyectos en la mira y con muchos deseos de seguir creando y aportando a la cultura de su tierra.

Una de las artistas que más admira es Rita Longa porque “supo abrirse camino y convertirse en referente de un arte siempre considerado solo para hombres”. La escultora tunera visitó Nuevitas en los años 70 del pasado siglo y como regalo a la ciudad que la recibió con sus puertas abiertas erigió una escultura que representa a una india emergiendo del agua.

La india Caonaba, ubicada a la entrada del hotel que lleva su nombre, en el camino a las playas más visitadas de la localidad, se convirtió en un símbolo de la ribera norteña. En el año 2008 los vientos del huracán Ike la arrancaron de su base, quedando destruida parcialmente.

Luego de 13 años las jóvenes manos de Juset Torres restauraron la escultura devolviéndole su esplendor de antaño.

“Hace alrededor de cinco años me hablaron por primera vez de la posibilidad de restaurar la escultura, la directora del Museo me comentó que la pieza se encontraba en la institución, pero tenía muy malas condiciones. Cuando el aire la derribó le hizo mucho daño, se fracturó las extremidades, la cabeza, parte del dorso, así estuvo durante mucho tiempo a la espera de poder restaurarse.

En aquel momento no pude realizar la obra por compromisos de trabajo pero hace unos meses el director del Sectorial Municipal de Cultura, Leangel Lechuga, me propuso nuevamente la idea, se acercaba la jornada de celebración del aniversario de la fundación de la villa y era un momento propicio”.

MANOS A LA OBRA

Todo estaba listo para que Juset iniciara las labores de restauración de la emblemática pieza y en el mes de febrero la india Caonaba fue trasladada a su taller para poner manos a la obra y devolverla a la vida.

“Pesa casi una tonelada por lo que fue muy difícil levantarla para colocarla en una estructura sólida que le permitiera mantenerse en pie. Antes de comenzar la restauración le tomamos las medidas e iniciamos una investigación para recopilar la mayor cantidad de fotografías que existieran y así tener una referencia de cómo era exactamente vista desde distintos ángulos.

Rita Longa en su carrera trabajó casi todos los materiales, en este caso empleó principalmente el cemento, además de otros que utilizó en la fundición para darle fortaleza. El 14 de febrero iniciamos las primeras capas de cemento, fundimos algunas partes como los pies, luego comenzamos a esculpirla y poco a poco fuimos trabajando hasta verla terminada”.

Restaurar una escultura de este tipo podría tomar hasta tres meses, pero las incesantes jornadas de trabajo, el apoyo de las autoridades de Cultura, la familia del artista, las manos que llegaban prestas a ayudar a cualquier hora permitieron que en casi quince días estuviera lista la obra.

“Hace falta mucho sol, calor, para que el proceso de fraguado del cemento sea el adecuado pero el clima ayudó bastante. En el comienzo no se pensó que estaría para esa fecha, pero se trabajó día y noche. Logramos tenerla fundida completamente una semana antes del 28 de febrero, día que decidimos presentarla al público. En los últimos momentos le dimos mucha lija y la pintura de vinil acrílica, que es la original que empleó la artista”.

En ocasión de celebrarse el aniversario 193 de la fundación de la otrora villa San Fernando de Nuevitas, y como regalo a todos los lugareños, se develó la escultura en su nueva casa, el patio del Museo municipal.

“Las personas me dicen que la restauré, pero yo no lo veo así, para mí fue como darle vida a algo que prácticamente no existía. Quizás unos años más, un traslado hacia otro lugar y hubiera resultado irremediable intentar rescatarla.

Fue una coincidencia haber estado en Nuevitas, haber nacido aquí, haber sido parte del desarrollo cultural de la ciudad, por eso acepté restaurar la obra. 

Hasta el momento en mi carrera es lo más grande que he hecho. El solo poder tocar una escultura que hizo Rita Longa me llena de satisfacción, por eso trabajé con el mayor cuidado. Estudié, busqué información sobre su vida y obra, quizás para sentir lo que sintió ella cuando hizo la escultura, para de esa manera ponerle la energía y que el resultado final fuera lo más cercano posible a la original”.

Una vez más, como emergiendo del mar, despeinada por la brisa, Caonaba volvió a la vida. Aunque el pueblo no estuvo presente la noche que fue develada por causa de las restricciones ante la COVID–19, las redes sociales se hicieron eco del sentir de muchos que agradecieron a Juset la oportunidad de volver a ver aquel regalo de Rita a la ciudad.

“Es una satisfacción ligada con un poco de añoranza, tristeza, son sensaciones raras. Estás viendo el fruto del trabajo que hiciste, la alegría de las personas que lo aplauden y celebran. Tengo dos hijos y sentí como que había traído otro al mundo. Es darle vida a algo, que está ahí y va estar durante mucho tiempo. Quizás la obra no esté reconocida oficialmente como patrimonio, pero para los nueviteros, sin dudas, lo es porque identifica a este lugar y a su pueblo.

Tengo que agradecer la confianza de las autoridades de la Cultura en Nuevitas que siempre me apoyaron. No se escatimó con respecto a la restauración, no me paré por material porque siempre tuve a la mano todo lo que necesitaba. Agradecer a mi familia por el tiempo, el que me dedicaron a la vez para que pudiera yo dedicárselo a la obra. Por supuesto, dar las gracias al pueblo de Nuevitas, porque sienten la escultura como suya, luego de estar varios años sin ella”.

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