Historias en lente

Las leyendas, transmitidas de generación en generación, son parte indisoluble de la idiosincrasia de poblados y comunidades. Desde tiempos remotos, el hombre ha logrado transformarlas, sin proponérselo, en pieza clave de su historia y tradición cultural. Relatan hechos ocurridos en tiempos remotos que la fantasía popular ha modificado hasta adquirir un carácter sobrenatural y resultan más frecuentes en los campos y comunidades costeras. Nuevitas es tierra de creaciones fabulosas que encantan sus orígenes y dan colorido a la vida. Son varias las narraciones de sucesos reales, transformados por la fantasía y el ingenio, que anidan en su devenir como pueblo. Muchas de ellas, provenientes de hombres de piel curtida que, con sus pies descalzos trillaron las calles por las que hoy andamos y cuyas manos, encallecidas por el oficio, han remendado chinchorros, tarrayas, y tejido los mitos que de boca en boca son hoy inherentes a la historia de esta ciudad del nordeste c

Nací en una ciudad rodeada de fábricas, siempre me fue familiar mirar el horizonte y encontrarme sus chimeneas, confundir el humo con negras nubes del cielo era algo cotidiano. A pesar de esto una industria en especial me despertaba la curiosidad, el enorme bullicio productivo de los imponentes centrales azucareros me era ajeno y fue siempre un sueño de niño el poder visitar alguno. Llegar a la comunidad de Siboney, municipio Sibanicú , es la oportunidad de conocer la vida alrededor de uno de estos gigantes de la agricultura cubana. Desde cualquier parte del pueblo resulta fácil observar el armatroste de hierro y humo, sentir su dulce olor a guarapo e incluso escuchar el siempre emblemático “pito del central”, un sonido que anuncia el inicio, final o algún momento importante durante la jornada de trabajo. Mientras más cerca estés de él más colosal te parece. Un gigante que brama a la par en que produce, una mezcla de máquina y hombre con esperanza y futuro.